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miércoles, 7 de mayo de 2008

No me aguanto

De mis papás y mi hermano aprendí y sigo aprendiendo muchas cosas. La mayoría buenas, afortunadamente. Y creo que se merecen un reconocimiento público y sincero por haber hecho de mí la persona que soy.

Lástima la calvicie, aunque debo aclarar que también estoy orgulloso de ella, y de eso pueden dar fe todos los que realmente me conocen.

Lástima el caminado de pato, eso sí tiene nombre propio y un sólo responsable: Carlos H., mi papá. Hasta honorables ministros de la República y algún presidente del cono sur se ha reído por mi caminado, gracias a que a alguno de los primeros le pareció muy bueno, para romper el hielo en una comisión bilateral de altísimo nivel, imitar mi manera de caminar. El presidente Frei y todo su gabinete estallaron en una sonora carcajada y luego en la noche, ya con unas copas de más, él mismo decidió lanzarse solito, sin que nadie se lo propusiera, al arte de la imitación.

Lástima todos los otros defectos que tengo, que son muchos, pero sobre los que no voy a extenderme. Esos sí, debería reconocer, casi todos adquiridos de manera autodidacta con el paso de los años.

Pero si hay algo que, junto a mi familia, me ha formado hasta llegar a lo que soy hoy, es mi afición casi enfermiza por el Atlético Bucaramanga.

El "Artrítico" me enseñó a ser solidario. Todo hincha del Búcaros que se respete entiende el dolor que puede sentir un hincha del Tuluá, hoy el peor equipo de la B, después de diez años con algunas destacadas temporadas en la primera categoría. Yo comparto y acompaño al Tolima y sus hinchas en su último lugar en la tabla a día de hoy. Y estoy dispuesto a bañar en unas buenas botellas de ron el dolor que deben sentir los tiburones al ver al Junior a punto de perder la categoría. Para eso son los amigos al fin y al cabo. !!! Ánimo barranquilleros, ibaguereños y tulueños, estamos con ustedes!!!

El "Bucaramanchester" me enseñó a perdonar. Yo realmente no guardo rencor por ningún árbitro. Si fueran inteligentes serían gerentes de la British Petroleum Company. Sé que desempeñan uno de los oficios más desagradecidos de la historia universal. Nunca, hagan lo que hagan, dejarán contentos a todos los espectadores, periodistas, y mucho menos a los hinchas que evalúan sus decisiones cada domingo. Errar es humano, y en ese sentido, no hay nadie más humano que un árbitro de fútbol colombiano. Pero el fútbol, a pesar de ellos, sigue siendo todo un espectáculo. Hay que perdonarles sus equivocaciones, tan frecuentes que seguro en un par de fechas van a beneficiar al equipo al que hacemos barra. Así que señores, hay que perdonar a los árbitros, a los que creen que Millos es un buen equipo, o a quienes se creyeron que el Cúcuta fue el año pasado uno de los mejores cuatro de América.

Ser hincha "leopardo" me enseñó el valor de la gratitud. Cualquier empate se le agradece a mi equipo del alma. Cualquier entrada a los cuadrangulares será celebrada como si fuera la última (que en el caso del Atlético, probablemente lo es). Cualquier victoria sobre Millos, no importa si esos tres puntos implican consolidarse en el puesto 15 o ganar un cupo en la Libertadores, será reconocida como una victoria realmente satisfactoria. Los catalanes están de muerte por el tercer lugar del Barça en la liga y su eliminación en semifinales de la Champions. ¿Se imaginan la rumbita que armaríamos en la Ciudad de los Parques si nuestro equipo es, en un mismo año, cuarto en la Copa Mustang y cuarto en la Libertadores? Pues más o menos la misma que ha hecho Cúcuta en los últimos años sólo que más entretenida y con buen aguardiente.

El Bucaramanga me hizo ser un poquito más sencillo desde que entendí que, como decimos por allá, "la lengua es el peor azote del culo". Por eso prefiero pensar que este domingo no le ganaremos a la "gallina azul" y desde hace un mes estoy diciendo, en público y en privado, que este semestre tampoco clasificaremos a los cuadrangulares finales. Aprendí a ser un hincha que es capaz de reconocer que no siempre el árbitro se equivoca en nuestra contra, sino que, como dije antes, a veces a nuestro favor. No todas las faltas en contra de alguno de los gladiadores de amarillo es para roja, y no todas las caídas en el área del equipo contrario son penaltis.

Soy más fiel gracias a mi equipo. No mucho más fiel en términos absolutos, pero algo es algo. Nunca le haría fuerza, por ejemplo, al Cúcuta, enemigo tradicional de los canarios, así en el Gol Caracol me digan que ellos son Colombia en la Libertadores. Ellos eran Venezuela en la B durante más de diez años.


El Atlético me enseñó a ser perseverante. Ninguno de los hinchas que ha sufrido con las malas jugadas de mi equipo del alma durante los últimos 59 años lo ha visto salir campeón de la primera categoría. Somos gente sufrida y que no me vengan con que los de Santa Fe son una hinchada sufrida: tienen 6 estrellas y le metieron 7 goles a Millos en 1992. Yo nada más con esto último sería el hombre más feliz del mundo por 90 minutos, y unos días más, durante los cuales me dedicaría a ser solidario con los hinchas embajadores, por supuesto. Hay que luchar y sufrir mucho antes de lograr lo que se pretende alcanzar. Hay que cargar muchos ladrillos antes de ser presidente de una multinacional. O como dirían algunas de mis amigas, y para mi pesar, alguna de mis exnovias, hay que besar mucho sapo antes de encontrar el príncipe azul (todavía no sé qué me habría querido decir). Claro, eso sí, después de 34 años estoy empezando a dudar que el que persevera alcanza, y esto también gracias al Bucaramanga.

Los Búcaros me enseñaron la templanza, que según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es la cualidad de "moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón. Moderación, sobriedad o continencia". Sobre esta última ya les contaré a los 60 años. Sospecho que todo lo aprendido lo desaprenderé cuando la próstata empiece a fallar. Pero sobre la moderación de los apetitos, en este caso exclusivamente futbolísticos, porque de los otros pocón, sobre la sobriedad, también en este escrito contexto, porque en los otros estoy como mal, y sobre el reconocimiento de que la derrota, por más dolorosa que sea nos hace mejores personas y mejores hinchas, el Atlético es un manual de axiología.

Gracias a los once valientes que domingo a domingo se baten como verdaderos leopardos en la sintética o en el resto de estadios del país, soy más resignado, y aprendí el verdadero valor del sacrificio y la prudencia, valor del que obviamente adolecía el ministro que me imitaba en frente de las más altas instancias gubernamentales de Chile.

Por todo lo anterior es que soy hincha de equipos histórica y estructuralmente débiles como el Atlético Bucaramanga. Después de 5 años en Barcelona soy hincha del RCD Mallorca, un equipo que tuvo que esperar 44 años para llegar a primera división, y ha tenido que repetir esa proeza siete veces durante sus 92 años de existencia. Pero un equipo que, gracias a la perseverancia y algunas esporádicas buenas temporadas ha tenido 7 participaciones en torneos europeos, alcanzó a ser en 2003 el vigésimo segundo mejor equipo del mundo, y ha participado en tres finales de la Copa del Rey, ganando una. Hoy los rojinegros están a tres puntos de meterse nuevamente en Europa y tienen el Pichichi de la liga española. Un goleador de los de verdad, de los que no cobran penaltis: 22 goles con el pie y dos de cabeza tienen a Guiza (no sé cómo poner la diéresis sobre la "u", disculparán) dos goles por delante de Luis Fabiano que juega en el Sevilla.

Odio al Real Madrid por ser un equipo presumido, el Villarreal me cae bien por ser un equipo chico pero rendidor. Prefiero la selección paraguaya a la brasilera, los guaraníes luchan más y son más entregados en las canchas de fútbol, viven del presente y no de las glorias, muchas de ellas pasadas, como los cariocas. Le hago barra a los africanos en los mundiales. Ellos han tenido que comer mucha más mierda, como Rocky en su cuarta edición, que los alemanes, el prepotente y frío Iván Drago, para llegar a donde están. Solidaridad con los luchadores, perseverancia, sencillez y gratitud por los logros alcanzados. Gracias Atlético Bucaramanga!

Y todo esto para hacer mis pronósticos para el fin de semestre: el sábado que viene empate en el Campín, que deja eliminado a Millos y mantiene con vida al Bucaramanga (que será noveno nuevamente al final del semestre). Mallorca séptimo en la liga (habrá que esperar otro poco para volver a Europa). Manchester campeón en la Premier League, empatado en puntos con el Chelsea, quien también saldrá derrotado el 21 en Moscú (no puedo dejar de identificar a los blues como un equipo prepotente y sobrado desde que Mourinho fue su entrenador).

A ver si le atino a alguna cosita, porque en el Ganagol, que paga a partir del décimo acierto, siempre hago 9. Sobretodo porque no todo en la vida es plata, también están el fútbol, el sexo, el bloddy mary y el bife chorizo. Eso no se a quién se lo aprendí, pero seguramente era pobre.

No me aguantaba más tiempo sin escribir algo sobre el tema. Y tampoco me aguanto un segundo más sin recomendarle nuevamente a Anabell, que va a tener hijo(a) en 20 días o antes, que le enseñe a ser hincha del Atlético Bucaramanga. Es todo un paquete pedagógico que envidiaría cualquier librucho de esos que enseñan a ser buenos padres. Yo le mando la camiseta!!!!