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viernes, 26 de agosto de 2011

Mario Alberto Yepes: el valor del sacrificio


El capitán de la selección colombiana de fútbol ha entendido, como pocos, que el buen rendimiento depende del esfuerzo y la entrega individual que cada uno de los once integrantes de su equipo demuestre durante los partidos.

Después de vivir la Copa América más extraña de las últimas décadas, con Venezuela y Perú semifinalistas, con Brasil y Argentina prematuramente eliminados, y con un finalista que no ganó un solo partido, vale la pena destacar el nivel mostrado por el mejor de los futbolistas colombianos en el evento.

Mario Alberto Yepes, un caleño de 35 años, fue el capitán de una ‘tricolor’ que alcanzó a ilusionar a sus seguidores al empatar sin goles con la anfitriona, a pesar de solo haber anotado tres tantos en cuatro partidos, un promedio peor que el obtenido por el último en la tabla de clasificación de la Liga española 2010-2011 y muy similar al del Deportivo Pereira durante el año en el que no ganó un solo encuentro.

Una carrera en el exterior
Yepes es uno de los pocos colombianos que podrá presumir de haber jugado profesionalmente durante más tiempo en el exterior que en su propio país. 

Aunque debutó en el Cortuluá, se dio a conocer nacionalmente desde 1997 cuando llegó al Deportivo Cali, que ganó el campeonato a un año de su llegada. Este defensa central de buena estatura siempre sobresalió por su rapidez por encima de la media y por un trato del balón que superaba con creces a aquel que mostraban sus compañeros de equipo, a pesar de ser el mejor en una posición que normalmente no requería de gambetas y exquisiteces en el traslado de la pelota.

Luego de ser subcampeón de América con el equipo verde, fue contratado por el River argentino que lo vendió al Nantes francés, luego de haber obtenido allí dos títulos. Desde su llegada al Viejo Continente, el central colombiano se destacó como uno de los mejores de la liga y en el 2004 fue contratado por uno de los equipos insignes de dicho país, el Paris Saint Germain, en el que jugó al lado de figuras de talla internacional como el portugués Pauleta y el francés Cisse.

Su periplo europeo se extendió gracias a su transferencia al Chievo Verona, de la liga italiana, que lo vendió al AC Milán en el 2010 por 900 mil euros, un precio bastante alto para un defensa de casi 35 años. Con el AC Milán ganó la liga 2010-2011 y jugó 18 partidos junto a Nesta, Zambrotta, Gatusso, Seedorf, Robinho, Inzaghi y compañía.

Cuota de entrega y liderazgo en la ‘tricolor’
Mario Alberto Yepes es ordenado, vigoroso, físicamente poderoso, pero sobre todo, es un luchador nato. Sobresale por su entrega y sacrificio en los terrenos de juego que pisa. No da un balón por perdido y corre hasta el último minuto de reposición de cada partido. Es, en última instancia, el bastión defensivo en un equipo que sobresale en el continente por saberse defender. 

Adicionalmente, es un jugador comprometido con su profesión no solo en las canchas. Mario Alberto Yepes fue también vicepresidente de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales, fundada hace siete años con el fin de defender los derechos de los jugadores colombianos.

El día que Perú nos derrotó en los cuartos de final de la Copa América que recién coronó a los uruguayos, con un equipo que no se destacó durante la última mitad del siglo pasado, precisamente por ser más aplicado en defensa que efectivo en ataque, Yepes se despidió con tristeza de un torneo en el que Colombia, según él, mereció algo más, ya que demostró una evolución significativa. 

Por esto, si la tercera parte de los jugadores de la selección fueran la mitad de comprometidos con su profesión como lo es Yepes, Colombia sería, seguramente, uno de los mejores equipos del mundo.

Lo cierto es que los colombianos volveremos a disfrutar de su juego y a aprender de su entereza y entrega en las eliminatorias para el próximo mundial desde octubre próximo, cuando todos volveremos a soñar, de nuevo, en un futuro mucho más promisorio para el balompié nacional.


Artículo publicado en la Revista Capital Club, edición 88, agosto 2011.
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miércoles, 13 de julio de 2011

Esteban Trujillo Esparza

Cuando en unos años me pregunte, si es que no le da pereza hablar con su padrino, cómo era el mundo cuando nació, le contestaría que esa semana, por primera vez en 18 años, la Selección Colombia de Mayores superó a la de Argentina en la fase de grupos de un torneo de fútbol. Le diría que desafortunadamente la envidia y la codicia eran más comunes que la solidaridad y el altruismo, que en ese entonces parecían ser cada vez menos los honestos y que para completar, el mundo parecía estar achicharrándonos por cuenta de nuestra irresponsabilidad ambiental durante los últimos cincuenta años. Le diría que el Atlético Bucaramanga todavía no había logrado ningún título importante y que estaba muy pero muy lejos de ser el equipo en que se convirtió. Le diría, en últimas, que si no tuviera esos papás, yo mismo le hubiera recomendado ese 11 de julio de 2011, que se devolviera por donde vino.

Cuando en unos años me pregunte, si es que todavía en ese entonces tengo la lucidez para contestarle, cuál es la clave para ser feliz, le diría, sin dudarlo, que la felicidad solo se alcanza si se piensa, se dice y se hace lo que se cree correcto. Le diría que para lograrlo hay que hacer todos los días algo que nos acerque a aquello que siempre hemos querido ser y hacer. Le diría, en últimas, que no se puede ser feliz sin estar bien acompañado y sin hacer feliz a aquellos que lo rodean a uno.

En unos años, un día en que no me pregunte nada, espero poder atreverme a confesarle que el mundo ganó mucho con su llegada, porque sé que con más Tavos y más Paulas este mundo es mejor, y para bien o para mal, así uno se empeñe en negarlo, uno es igualito a sus padres. Entonces espero poder atreverme a confesarle que mi vida mejoró un poquito desde que supe que su sonrisa los haría aún más felices, nos haría más felices a todos.

Eso sí, le advierto: tendrá que soportar noches enteras en las que, inevitablemente al compás de unos buenos tragos y una cantidad descomunal de comida, repetiremos una y otra vez las historias de nuestra juventud, que seguramente ya estará cansado de oir y podrá recitar de memoria, si es que quiere que en algún momento le prestemos la llave de alguno de nuestros carros para que salga de rumba con Maria José, Ana, Manuel y todos los que están por venir, incluyendo los míos, aunque  seguramente para esa época serán algo menores para juntarse con adolescentes borrachos.

martes, 28 de junio de 2011

Cuando gana el mejor


Cuando gana el mejor

Lo que vimos el pasado 27 de mayo los casi 120 millones de televidentes que saboreamos el 3-1 del estadio de Wembley no fue solamente fútbol, fue el culmen de un proceso que trasciende, incluso, lo deportivo.


Después de un mes explosivo, gracias a los cuatro partidos entre Barcelona y Real Madrid, los seguidores del buen fútbol fuimos testigos de la final de la Copa de Campeones, que enfrentaba al que para muchos es el mejor equipo del mundo, con el campeón actual de la Premier League.

Un equipo balanceado

El Barcelona llegaba, al igual que el Manchester United, con tres Champions League ganadas, aunque las del equipo catalán habían sido obtenidas en los últimos veinte años, jugando ocho partidos menos que su rival y con una media de gol ligeramente superior. 

Con el pasar de los minutos, en medio de un domino abrumador del equipo liderado por Xavi e Iniesta, las estadísticas dejaron en claro quién estaba haciendo más méritos para alzar la copa al cabo de los 90 minutos. El Barcelona terminó el encuentro con una posesión de balón de 67%, hizo 85% de los disparos al arco y remató entre los tres palos once veces más que su rival, que debió cometer una falta cada cinco minutos para detener el poderío del eventual campeón.

El papel de las individualidades

Para el Barcelona fue un torneo casi perfecto. Fue el equipo más goleador, el que perdió menos balones y el que menos tiros de esquina en su contra permitió, lo que habla de un balance importante entre sus defensas, mediocampistas y delanteros. 

Mientras Guardiola se convirtió en el técnico más joven de la historia en ganar por segunda vez este torneo, adelantándosele a Mourinho, poseedor del anterior récord, en siete años, Messi, su estrella, ganó el trofeo de goleador y fue elegido como mejor jugador de la final. Así, el rosarino, gran referente de este Barcelona, alcanzó su decimoquinto título de clubes, marca que a sus 23 años no habían logrado Pelé, Di Estéfano, Cruyff ni Maradona.

“Més que un club”

El Barcelona no solo juega el mejor fútbol de la actualidad. Es también un club solidario y humanitario, que encarna los ideales democráticos de un mundo cada vez más interconectado.

Porta el logo de la Unicef en su camiseta sin recibir una retribución por ese motivo, dona 0,7% de sus ingresos a la fundación del club que se encarga de promover el deporte en la infancia y la juventud del mundo, se adhirió a los Objetivos del Milenio hace cinco años y es miembro del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.

Por eso, celebran su cuarta Copa de Campeones con una camiseta que dice: “El fútbol te devuelve lo que le das”, que podría tener que ver con la manera respetuosa como su técnico trata a sus rivales, o la forma como sus jugadores asumen con igual gallardía la derrota y la victoria.

El Barcelona no nos deja de dar lecciones de humildad y solidaridad, y no dejará de permitirnos valorar este deporte por lo que realmente es: una competencia que debe ganarse con goles y no con billetes. Xavi, quien ofició como capitán blaugrana durante los 89 minutos iniciales, cedió su brazalete a Carles Pujol, líder natural del equipo, cuando ingresó al terreno de juego ante la ovación ensordecedora de los hinchas catalanes. Un gran gesto de respeto y admiración que solo podía ser superado por otro aun más conmovedor: el gran capitán entregó la banda al francés Eric Abidal, quien jugó un partido completo por primera vez desde que fue operado de un tumor en el hígado hace dos meses y medio, y pudo recibir la copa de manos de Michel Platini.

El juego del Barcelona es sorprendente. Pero el verdadero mérito de este grupo de deportistas, de este cuerpo técnico obsesivamente disciplinado, pero respetuoso a la vez, es que reivindica la sencillez original del fútbol y le hacen sentir a la gente que triunfar es posible sin atropellar a los rivales.

Artículo publicado en la Revista Capital Club, edición 86, junio 2011.

Imagen tomada de http://img.notasdefutbol.com/2011/05/abidal-final-champions.jpg

lunes, 25 de abril de 2011

El mes en que se inclinará la balanza

El mes en que se inclinará la balanza

Guardiola ha logrado en poco menos de cuatro años ganar nueve títulos como entrenador, 
lo que Mourinho logró en cinco. Sin embargo, el portugués ha ganado en tres 
ocasiones el trofeo como Mejor Entrenador del Mundo, y Pep, solo una vez. 
Guardiola vs. Mourinho: más que una batalla de buen fútbol.

Los dos mejores técnicos de la actualidad, a pesar de tener un pasado y un nombre común, tendrán un futuro inmediato muy diferente. Pocos saben que tanto Josep Guardiola i Sala, como José Mário Dos Santos Mourinho, dirigieron el Barcelona B, pero muy pocos desconocen que estos dos gigantes de la estrategia se enfrentarán en al menos dos ocasiones durante los próximos veinte días. 

 Mou no perdió como local en 150 partidos.

Éxitos paralelos

Los dos han sido comparados con Dios. Guardiola, cuando la prensa catalana tituló hace un par de años: “Ganó seis títulos seguidos y al séptimo descansó”, y Mourinho, por sí mismo, cuando en el 2004 afirmó sin dudarlo que “después de Dios, yo”.

Sus trayectorias tienen varios puntos en común, pero quizás el más importante es que los dos han ganado los premios otorgados por las principales asociaciones de fútbol a Mejor Entrenador del Mundo.

Mourinho y Guardiola podrán ser cuestionados, pero nadie se atrevería a decir que no son dos líderes innatos y unos trabajadores compulsivos, lo que en un mundo tan competitivo como el del fútbol profesional, les ha valido hasta el respeto de sus detractores.


Pep batirá esta temporada al menos tres récords de la Liga Española: 
más victorias seguidas, mayor invicto a domicilio y mayor número de 
puntos al finalizar una primera vuelta.

Estilos diferentes

Su personalidad y su forma de entender el deporte los ubican en extremos opuestos. Con dos maneras de ejercer su liderazgo, representan hoy, perfectamente, a los clubes que actualmente dirigen. 

El Barcelona, respetuoso de sus orígenes, cree firmemente en su cantera, convencido de que el fútbol, más allá de un buen negocio, debe entretener a quienes lo disfrutan. Pep es el símbolo del catalanismo actual, resultado de esa escuela futbolística que vivió el deporte como una competencia pero, sobre todo, como un espectáculo. 

El Madrid y Mourinho representan otra cosa. Ven el fútbol de manera diferente, y aunque han sido históricamente más exitosos, las estadísticas cuestionan su modelo, hoy más económico que deportivo. El fútbol blanco, con el portugués a la cabeza, es más galáctico, más práctico y efectista, justamente lo que requiere hoy un negocio manejado más por cheques que por balones.

Lo que vemos cada vez que se enfrentan Mou y Pep, el Madrid y el Barcelona, es la lucha entre Rocky Balboa e Iván Drago. El fútbol como artesanía contra el fútbol producido en serie. La Masía blaugrana contra los millones de Florentino y la calidad de los jugadores que puede darse el lujo de importar. Lo que veremos este mes es a dos gladiadores enfrentándose mientras defienden a muerte sus dos estilos: uno prudente y aterradoramente eficaz contra uno mercantil, polémico, pero implacable.

Lo más probable es que este mes, cuando se enfrenten en al menos dos ocasiones, se hará historia. Si el Barcelona derrota al Madrid el 16 de abril en el Bernabeu, igualará el récord de seis victorias seguidas que el equipo blanco le había propinado a los catalanes entre 1962 y 1965 en partidos de Liga. Si los de Pep pierden la final de la Copa del Rey el día 20, los merengues recuperarán para sus vitrinas un trofeo que les es esquivo desde hace 18 años y se acercarán a su eterno rival en una de las pocas competiciones en que son superados por los catalanes. 

En las próximas semanas el mundo del fútbol será testigo de una serie de enfrentamientos que inclinará la balanza a favor de uno de estos dos protagonistas. Afortunadamente, el fútbol no termina aquí. Siempre habrá otro domingo, otra revancha.
 
Artículo publicado en la Revista Capital Club, edición 84, abril 2011.

Imagen tomada de http://enlacesdeldia.hagoclic.com/tag/champions-league/


sábado, 19 de marzo de 2011

Como no se ve en Colombia

Radamel Falcao García

Como no se ve en Colombia

Falcao se convertiría en uno de los jugadores más rentables del fútbol portugués y europeo en los últimos años

A pesar de estar en deuda con la Selección Colombia, Radamel Falcao García es el mejor delantero nacional de los últimos años. Hoy triunfa con El Porto y es muy probable que pronto lo haga en la Liga Italiana, vistiendo la camiseta del Inter de Milán, al igual que su compatriota Iván Ramiro Córdoba.

Nadie puede negar que el surgimiento de Falcao permitió que Colombia se ubicara nuevamente en el mapa futbolístico mundial. Nacido en Santa Marta hace un cuarto de siglo, se hizo profesional vistiendo la camiseta de Millonarios y participó en el Suramericano Sub 15 en Perú, en el 2001, lo que le valió para llegar al River Plate ese mismo año.

En octubre del 2005, luego de haber militado en las inferiores del equipo de la banda, debutó en Primera División, sorprendiendo a propios y extraños marcando dos golazos en su quinto partido ante Independiente de Avellaneda.

El 2006 no fue su año, ya que sufrió una lesión de ligamentos que lo mantuvo más tiempo en un gimnasio que en el terreno de juego. Pero regresó con fuerza y al año siguiente convirtió 17 de los 45 goles que marcó en Argentina en 115 partidos, lo que le permitió ser elegido como integrante del equipo ideal del campeonato y recibir numerosas propuestas de equipos europeos y suramericanos.

En febrero del 2011, Falcao García anotó
su gol número 100 en su carrera deportiva,
jugando con su equipo actual,
el Porto, que enfrentaba al Olhanense.

De Buenos Aires a Porto
Aterrizó en Porto durante el segundo semestre del 2009 y marcó su primer gol en la Liga el 16 de agosto, frente a Pacos Ferreira. Hasta hoy, Falcao García ha marcado en Europa 55 goles en tan solo 63 encuentros, es decir, una anotación cada 103 minutos; una media que envidiarían muchos de los artilleros del Viejo Continente.

En Portugal ha ganado dos Supercopas y una Copa, ha sido segundo goleador del Torneo Nacional y segundo mejor jugador de la Liga en el 2010. La cadena de televisión Fox Sports eligió uno de sus goles como el mejor de la Champions League, y el mes pasado los medios de comunicación afirmaron que, en una versión no desmentida aún, Mourinho, técnico portugués del Real Madrid, recomendó a su exequipo, el Inter italiano, la contratación del delantero colombiano, para lo cual, el club de Moratti tendría una oferta de 20 millones de euros que sería difícil de rechazar, tanto por el club como por el jugador, que ya ha manifestado recibir otras ofertas del Atlético de Madrid, el Arsenal inglés y el Bayern Munich.

Contratado por menos de 6 millones de euros en el 2009, y de materializarse su llegada al club de Milán, Falcao se convertiría en uno de los jugadores más rentables del fútbol portugués y europeo en los últimos años.

Falcao, en deuda
Hace poco, un aficionado dijo: “Falcao es el Messi colombiano. Deslumbra en Europa, pero está en deuda con su Selección”. Aunque no pocos estén inicialmente en contra de esta afirmación, algo de precisión estadística se encierra en dicha premisa.

Los números de Falcao en la Selección de Mayores es muchísimo menos que satisfactorio: seis goles en cuatro años y solo dos de ellos en partidos oficiales.

Lo anterior le ha valido una serie de críticas tanto de la prensa deportiva nacional como de la afición, que le reclama la misma efectividad que demuestra en Europa, llegado incluso a cuestionar su compromiso con el tricolor nacional.

Sin embargo, Falcao ha demostrado, más allá de cualquier duda, su efectividad de cara a las redes contrarias, aún en una liga tan poco competitiva como la lusa. La madurez ganada en canchas del Viejo Continente, la deuda pendiente que tiene con su afición nacional y una habilidad técnica que no se veía en un delantero colombiano, quizá desde Faustino ‘El Tino’ Asprilla, hacen prever que la Copa América de Argentina, un país que conoce y al cual se adaptará fácilmente, será el reencuentro esperado del artillero con los goles, que le permitirán a Colombia, de la mano de Falcao, recuperar un papel de vanguardia en el fútbol, al menos en el continental.

Por Santiago Gómez Mejía

Columnista invitado

Artículo publicado en la Revista Capital Club, edición 83, marzo 2011.

domingo, 30 de enero de 2011

Historia sin PIN

Quienes me conocen saben que no soporto las frutas, y precisamente por eso entenderán mejor, al leer esta entrada, que cuando afirmo que prefiero el Blackberry de jugos Hit a la maquinita en la que todos están pensando, es absolutamente cierto.

Para empezar, los inventores de la susodicha pudieron hacer un mejor esfuerzo al bautizarla. "Dame el PIN de tu mora" dirían los puristas defensores del castellano en alguna recóndita aldea manchega también infestada de Blackberrys en unos años.

Además, cuando una máquina diseñada para comunicar incomunica, algo malo está pasando. Cuando eso sucede, el invento no está cumpliendo la función para la cual fue creado. Las Blackberry o los Blackberry, malditas máquinas asexuadas, además de invadir una privacidad que cada vez valoramos menos en la práctica pero que nos atrevemos en público a reivindicar y defender como aferrándonos inconscientemente a uno de los pocos espacios mentales que no hemos podido, precisamente, hacer visible a los demás. Poco demoraremos en inventar una máquina que permita a otros, como en El Origen, entrar voluntaria y deliberadamente a nuestros sueños, hoy por hoy, el único espacio no invadido por la tecnología. Pobre Natalia Paris el día que eso pase.

Las BB me parecen tan perturbadoras como si en mi época todos fuéramos por la vida con nuestras máquinas de escribir y un block de hojas escribiendo y entregándole papelitos a todos aquellos con quien quisiéramos comunicarnos. El ruido hoy, como en el escenario mecanográfico que imagino, empieza a ser ensordecedor y al poco tiempo nadie querrá decir nada para retornar a la calma de un mundo sin beeps.

Las BB muestran a nuestros eventuales interlocutores siempre conectados, pero no siempre disponibles. Eso es como ganarse un viaje a Estados Unidos con todos los gastos pagos pero no tener visa. Así como no hay nada más desestimulante que una página Web "en construcción" o como un "mejor seamos solo amigos", la sensación de poder potencialmente "hablar" con alguien que no responde a nuestro llamado es comunicativamente contraproducente.

La sensación de siempre estar disponible nunca ha sido agradable para mí. Algunos dirán, "Santiago, siempre está la posibilidad de silenciar el aparato". Muchas veces he estado tentado a contestar: "Yo mi aparato lo tengo silenciado casi siempre", pero volvamos a lo fundamental. Esa justificación es falsa. comunicativamente, y lamento recurrir a artificios teóricos para convencerlos del error que comenten al utilizar esos aparatos endemoniados, el reconocerse permanentemente disponible a través de tecnologías como ésta, precondiciona la psiquis independientemente de si se oye un molesto beep, si algo vibra en nuestros pantalones, o si no pasa nada porque la maquinita está apagada. Nuestra mente, mucho más poderosa que los aparetejos esos, estará permanentemente enviando mensajes a nuestras extremidades para que revisemos si alguien nos ha contactado. Y esos son mensajes mucho más fuertes, frecuentes e incontrolables que el aburridor beep. En resumen: dependencia y una aparente disponibilidad permanentes. Mala combinación en cualquier escenario social.

Voy a omitir explicacions d lo q estos aparats hacen a la ortog y la redaxion para no parecer un amargado profe d gramatik, de lo q me an acusado ya varias ceces. Evitaré tamb explicar porq los pocs q no emos sucumbido a la tentacion de comprar u na de estas maqs nos sentimos discriminados como no fumadores en un mundo de fumadores cuando en un restaurante los maledukds comensales  interactuan + con su BB q con los valientes q nos emos resistido a regalar nuestro tiempo al mejor postor.

Y para terminar, el gran argumento económico de quienes ya son esclavos de ese artiluigio, lo discuto desde la intuición: "Somos ahora más eficientes y productivos, podemos resolver problemas y tomar decisiones permanentemente". Primero, que a alguien le guste poder trabajar hasta cuando está sentado en el inodoro me resulta medio enfermizo. Segundo, que a eso se le llame eficiencia es un espejismo y una imprecisión económica. Si hacemos un ejercicio simplemente aritmético, sin la rigurosidad científica que merece un debate como este, los minutos que se gastan los BB dependientes en su oficina, donde realmente están siendo remunerados para ser eficientes y productivos, en hablar con sus amigos sobre el restaurante donde irán en la noche a seguir revisando sus correos, echándole los perros a sus novias o revisando páginas web que no tienen relación alguna con su desempeño laboral, sospecho que son más que los que gastan, sentados en la supuesta privacidad de su casa, en resolver problemas a su jefe.

La tecnología está logrando modificar las conductas cotidianas, pero no siempre en el sentido en que muchos quisiéramos. Extraño una historia sin PIN.

martes, 11 de enero de 2011

No a Messi

La polémica en torno a la elección de Messi como mejor jugador del mundo por segundo año consecutivo es, a mi juicio, justificada.

Creo que el rosarino no debió ganar el Balón de Oro, por varias razones que simplemente me limito a enumerar:

1. Ya había sido reconocido su talento supremo con dicho galardón el año inmediatamente anterior.
2. Jugadores como Xavi e Iniesta, sus compañeros en el Barcelona, sin quienes con seguridad no habría marcado los 60 goles que logró en el 2010, ganaron lo mismo que él, más el Mundial.
3. Incluso Sneijder, seleccionado también en el once ideal del año que recién terminó, ganó más títulos que La Pulga, y además fue co-goleador en Suráfrica.
4. Porque históricamente los galardones de este tipo entregados en año mundialista han correspondido a jugadores campeones. Messi no ha sido campeón mundial de mayores, Iniesta y Xavi sí.
5. El Mundial del argentino fue infinitamente inferior, también en calidad de juego, al de los dos españoles. El manchego hizo dos goles y Messi ninguno, jugó un partido más que el rosarino, atacó dos veces más, y chutó igual número de veces al arco desde el área chica.
6. Porque se demostró durante el año, más de una vez, que Messi sin Iniesta y Xavi no es ni el Messi de los 60 goles, ni el que nos sorprende con la camiseta blaugrana. Uno menos brillante es cuando viste de albiceleste. Algún mérito tendrán aquellos que le surten balones. Algún galardón debieron darles a ellos que no mereciera La Pulga este año que terminó.

Decir que Messi merecía más el galardón que los dos españoles es propio de un hincha y no de un conocedor del fútbol. Las estadísticas, el sentido común y los trofeos así lo indican. Otra cosa, muy diferente, es decir que Messi ha sido el mejor jugador de fútbol del mundo desde hace rato. En eso sí estoy de acuerdo. Pero en el 2010, no lo fue.