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jueves, 15 de mayo de 2008

Ahora pues...



En la repartición de cualidades a la que uno me imagino debe asistir antes de nacer, a mi me quedaron debiendo o papilas gustativas o prepotencia.

A mi todas las Coca Colas (menos la Cherry Coke) me saben igual. Me saben, atención, a Coca Cola!!!!! No sería capaz de saber si la cerveza que me sirven en un vaso sin marquilla es Águila o Club Colombia. Sólo necesito que esté fría para disfrutarla.

Tengo amigos que discuten sobre el sabor de la Coca Cola Zero y sobre la supuesta gran diferencia entre el sabor de una gaseosa en botella y otra en lata. He visto gente devolver botellas de vino porque la cepa de la uva del año 1999 en los Malbec catalanes maduró dos días antes de lo previsto.

Una vez alguien me dijo: "Te va a encantar este vino, tiene un sabor a pino espectacular...". Yo no atiné a responder otra cosa diferente: "Hace rato no como pino". Desde entonces, cuando los meseros me acercan la copa para catar el vino antes de aceptarlo en la mesa, una vez lo pruebo contesto como la primera dama: "Sí, es vino". Igual, a la segunda botella ya todas saben igualito.

En fin, que nunca he estado de acuerdo con todo el show que hay detrás de pedir vino en los restaurantes, o la cada vez más común costumbre de aparentar una mayor cultura por tomar vinos caros y saber toda la rutina para impresionar a incautos bebedores desapercibidos. Lo que tienen seguro quienes aparentan ser más plays por beber mejor vino, es más plata!!! Y eso me parece bien, y me gusta.

Pero ahora salen un grupo de psicólogos británicos y un productor de vinos chileno, que quién sabe cuánto billete se ganaron por hacer el supuesto estudio en que se basaron, diciendo que "la música puede influir en la percepción del sabor del vino" y que "Jimmy Hendrix es el perfecto acompañante para una copa de vino Cabernet Sauvignon". Todos se me pueden ir pa la mierda en este mismo instante!!!!!


Ahora resulta que voy a tener que compartir restaurante, o lo peor, mesa, con alguien que además de pedirle al mesero que le cambie las copas si varía el año del vino que me estoy tomando, a alguien que pide que le pongan "Orinoco Flow" de Enya para beberse un Syrah o "Rock DJ" de Robbie Williams para jartarse una botella de Chardonay.

Yo, de puro rabón, y para no quedarme atrás con estas excentricidades que sirven aparentememte para ganar estatus, la próxima vez que vaya a jugar tejo me voy a emputar si se les llega a ocurrir ponerme "La Camisa Negra" cuando estoy chupando cerveza Poker y voy a exigir en tono presumido, que me pongan "De rodillas" o me traigan una Club.

Ahora pues se van a inventar más pendejadas para separar el mundo de la enología del mundo de los mortales. Que no me jodan!!!

1 comentario:

La Prima Burgos dijo...

ENTRE GUSTOS...

Como lo dijo el Dr. Gómez, quienes piensan que "Jimmy Hendrix es el perfecto acompañante para una copa de vino Cabernet Sauvignon, todos se pueden ir pa la mierda en este mismo instante".

Estoy segura que si me tomo una copa de vino "Cabernet Sauvignon" oyendo a Diomedes Díaz o a Jimmy Hendrix, me va a saber a lo mismo, y creo que la disfrutaré más con un buen vallenato. ¡Así que dejen de hacer estudios baratos, y para quienes creen en estos, pues dejen de creer en pendejadas!

Como diría mi abuelita (q.e.p.d.): entre gustos no hay disgustos. Es como decir que quien toma Pony Malta es "ñero" ¡Carreta!. Que el sabor no sea agradable para quienes lo afirman, no significa que la bebida y su consumidor, sean "guisos".

Dr. Gómez: por fin coincidimos en algo. Ahora lo invito a ver el partido de Envigado vs. Millonarios el próximo domingo y a oir el resto de la fecha, que tanto nos interesa.

Eso sí. Con una buena botella de vino (usted la escoge), música de fondo de Peter Manjarrez y como plato fuerte: morcilla, chorizo y longaniza. ¡Pa' que no jodan!