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lunes, 4 de octubre de 2010

Averígüelo Vargas


¿Cómo se sentirían los argentinos si noventa colombianos homenajearan en plena Plaza de Bolívar de Bogotá al general Videla, o al almirante Masseda, entonando canciones que exaltan su accionar y proyectando un video documental sobre sus grandes gestas?
¿Por qué Spiderman es el hombre araña para quienes crecieron en mi generación, y Batman no es el hombre murciélago?
¿Por qué los secuestros en Colombia no son como en Quito? Atención médica de primera calidad para el secuestrado y operativos de rescate con balas de goma.
¿Por qué Correa prefirió ser atendido en el hospital de sus agresores y no en el Hospital Metropolitano, ubicado a tan sólo cien metros de allí?
¿Cuánto tiempo pasará antes de que Piedad, con los ojos llorosos, dé una declaración en la que anuncia que no quiere vivir en Colombia porque aquí estamos llenos de odio hacia ella?
¿Por qué los moralistas que culpan al Capo y a RCN por la violencia de este país, no han salido a defendernos de una niña mentirosa y desobediente, que le paga palazos en la espalda al padre de quien espera sea su esposo, y a quien llaman La Pola?
¿Por qué el Ejército Nacional insiste en hacer públicas sus estrategias de inteligencia, como la de haber enviado a Jojoy botas con GPS incluido? Si yo fuera un guerrillero perseguido aprendería la lección.
¿Por qué Italia no nos envía de embajador a Silvio Berlusconi en represalia por la designación de Arias?
¿Por qué, en un país signado por el incumplimiento de las normas, nuestro alcalde, el infradotado Moreno (y no estoy siendo racista), decide para evitar una huelga de taxistas perdonarles el pago de multas previas a 2006? El mensaje es claro: en Bogotá no hay que pagar las multas de tránsito. Tarde o temprano llegará un momento en que cobrarlas será más costoso que el pasivo generado, y entonces, el iluminado de turno condonará la deuda.
¿Cómo es posible que por la cabeza de Clara López (y pido excusas anticipadas a todas las cabezas del universo que puedan sentirse indignadas por la comparación con la de la jefa del Polo) se pase la idea de que el Procurador actúa de manera que atenta contra la institucionalidad cuando condena a quienes chuzaron, entre otras, a los candidatos de su partido. En un partido de ciegos como Samuel y Clara, Petro es, indiscutiblemente, el rey. Que los del Polo se embejuquen ahora porque el Procurador, por más godo y detestable que sea, condene por fin a aquellos que sus militantes han estado acusando desde hace dos años por el caso de las chuzadas de las cuales fueron víctimas, es un sinsentido mayúsculo. Y el favor que le hacen al debate político los de la izquierda colombiana, es nuevamente más que minúsculo, bastante culo.

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