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viernes, 26 de junio de 2009

You´re bad, you´re bad, you know it...

Perdonarán todos los fans del pedófilo Michael Jackson que por estos días se rasgan las vestiduras en Facebook dejando mensajes lastimeros por la muerte de su ídolo, pero sinceramente no entiendo tanto lagrimeo inútil.

Un señor que reniega de su raza y logra, con plata, modificar una de sus características distintivas, símbolo de su identidad, como el color de su piel, rechazando así no sólo su pigmentación, sino hasta cierto punto su cultura y sobretodo sus ancestros y raíces, no era un buen ejemplo para la juventud.

Un señor que durante los últimos años se dedicó a manosear (en el mejor de los casos) niños inocentes, a sacar bebés por el balcón mientras era fotografiado por la prensa mundial, que consumía drogas y quién sabe cuántas cosas más, no merece tanto pañuelo.

Su música es inmejorable, eso sí. Marcó la juventud de millones que, como yo, no nos perdíamos los lanzamientos de sus videos o hacíamos fila para comprar las grabaciones de sus conciertos, que siempre sobresalían por su espectacularidad.

Michael Jackson hoy ya no aportaba nada a la música, y al mundo del espectáculo sólo le brindaba titulares escandalosos. Lo primero se puede conseguir así haya muerto. Los escándalos, para beneficio de las madres de los niños de Neverland, han terminado.

Viva la buena música que dejó como legado este hombre gris (en todo sentido). Mueran con él las sombras de pederastia que le perseguían durante sus últimos años.

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