Datos personales

domingo, 20 de julio de 2008

"De una putísima vez"

Siempre me imaginé que el verdadero camino a la paz empezaba cuando los colombianos nos unieramos para demostrarle al Estado y a nuestras instituciones que hacer el bien en cada momento era el motor del cambio. Pero como casi siempre que hago apuestas, pierdo.

En el caso de esta Colombia sorprendente los hechos contundentes de paz del Estado están logrando cambios insospechados en la gente. En 34 años no recuerdo un 20 de julio tan emotivo como el de hoy. Nunca antes, y de eso estoy seguro, las generaciones de los nacidos después de 1970, y seguramente muchas de las anteriores, pero por ellos no puedo hablar, se habían sentido tan colombianos como hoy. Pero ese cambio no fue posible porque los ciudadanos lo hubiéramos sugerido. El cambio viene de arriba, contrario a lo que algún día imaginé. Ahora debemos asumir todos el papel que de verdad nos corresponde: ser buenos con la gente que nos rodea y no sólo porque Ingrid salió libre sino porque así es más rico vivir, y cuesta mucho menos que ser mala gente.

Hoy sí voy a salir a marchar. Porque creo que estamos verdaderamente llegando a un punto de inflexión. No salgo para darle la bienvenida a Ingrid, salgo a reivindicar a los soldados liberados a quienes no hemos volteado ni a escupir, a los policías que aún siguen allá y a quienes nadie postulará para el Nobel de la Paz. No salgo a pedir un acuerdo humanitario, porque sigo sin creer en él, y menos en un momento histórico en que por fin somos tan claramente superiores militar y políticamente al enemigo. Salgo a pedir porque los colombianos seamos mejores personas, porque creo que sólo así se construye paz.

Creo que estamos, parafraseando a Juanes, en un momento "una chimba hijueputa", que debemos aprovechar la euforia y el nacionalismo que han despertado los hechos de este primer semestre para entender que la paz se construye en la casa, en la oficina, en el barrio, y que es responsabilidad nuestra y de nadie más lograrla.

Pero también creo que, como dice Bosé, "de una puta vez, de una putísima vez", las FARC debe reconocerse débil militar, económica y políticamente. Ni histórica, ni estratégicamente es momento para el discurso trasnochado de Cano y Company. Pero tampoco para el discurso trasnochado de quienes creen que aquí somos malos porque hay desigualdad y pobreza. En India hay más pobreza que en Colombia y también menos violencia. Acá somos malos porque somos malos. Porque no creemos en las normas que nosotros mismos hacemos, porque nos enseñan que para ser mejores hay que ganarle a otros, cuando para ser mejores sólo hay que ganarse a uno mismo.

Todo esto lo he dicho antes, y lo seguiré diciendo mañana.

Sólo me queda por decir que Bosé se merece algo más que la ciudadanía colombiana y que Juanes y Juan Pablo Villamizar han hecho mucho más por la paz de Colombia y el mundo que Ingrid. Creo que la Bachelet y todos aquellos que se han puesto a postular nombres para el Nobel deberían pensar un poquito más antes de seguir abriendo sus bocotas.

No hay comentarios: